Ira


¿Sabes cuántas veces al día te enojas?

¿Te consideras un persona irascible?

¿Te ha pasado que te enojas bastante y dices cosas que no deberías .... y después te arrepientes? Incluso aveces no hayas qué hacer para disculparte...

Bueno, todos tenemos derecho a enojarnos de vez en cuando, sin embargo, es muy diferente cuando permitimos que a ira tome control de nosotros de manera muy frecuente; pues esto nos hace dañar las relaciones que tenemos con los demás, incluso con aquellas personas que amamos o nos aman.

¡Cuantas relaciones de padres e hijos se han visto dañadas por la ira! Y ni contar con aquellas parejas que se han separado por las constantes peleas y discusiones, la mayoría de ellas sin sentido, que se puede arreglar si ambos tuvieran la amabilidad de ceder un poco en nombre del amor que se profesan.

Las personas que son capaces de controlar sus impulsos y enojos, son aquellas que tienen vidas pacíficas y que han logrado muchos de sus objetivos.

No quiero que se me malinterprete; cuando hablo de personas pacíficas son aquellas que ante un conflicto no llegan a abonarle más, sino que ayudan a que este se disipe, aplaque o desaparezca. Tampoco me refiero como persona pacífica a aquella que permite ser pisoteada en su dignidad por no tener el suficiente carácter para defenderse y actuar en el momento oportuno.

Y es que hay que entender que tener carácter y presencia, no es sinónimo de ser una persona perpetuamente enojada; sino que es aquella que de manera asertiva, logra expresarse de manera apropiada, tiene las habilidades sociales para negociar y más aún para lograr contenerse y controlar esas emociones negativas que invaden ante una provocación.

En Proverbios 16: 32 encontramos que dice: "Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad".

Y es que no hay  nada más difícil que lograr gobernarse a sí mismo, y ser consciente de cada uno de los actos y decisiones que se toman a lo largo de la vida.

Porque no mintamos, han habido muchas ocasiones en las cuales, nos pasan cosas que son producto y resultado de nuestras propias decisiones o acciones y expresamos: ¡Porqué a mí! ¡Porqué yo, si soy bueno! y tratamos de encontrar culpables a toda costa con tal de no asumir nuestra propia responsabilidad.

El Eterno sabe que controlar nuestro temperamento y nuestras emociones de ira y disgusto es una de las cosas más difíciles que existen, pero no es imposible; por ello, es que Él en su infinita misericordia y bondad, nos brinda consejos para que podamos tener una vida plena, llena de su amor, para reflejarlo al mundo.

Recuerda, el amor del Altísimo estará siempre contigo, y ese es al amor que tu debes reflejar hacia otros, para ello, es importante que empieces por controlar tus emociones negativas como la ira, y trates de comprender al otro en la medida de lo posible.

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