Caleb
En la biblia encontramos muchísimas personas que marcaron la historia con sus actos y con su fé en Dios, e impactaron miles de vidas de manera positiva; dentro de ellas encontramos a Caleb, hijo de Jefone, príncipe de la tribu de Judá (Números 13:6).
¿Pero, qué hace que Caleb sea especial?
En Números 32:12, existe una pequeña, pero increíble descripción de él, pues Moisés al hablar de aquellos a quienes Jehová Dios había castigado por no haber creído en su palabra dice: "... Excepto Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová".
Es decir, lo especial de Caleb, fue haber seguido y creído a Jehová de tal manera que fue considerado perfecto en ello.
Si hacemos un repaso en la vida de Caleb, encontramos que fue seleccionado por Moisés para ir en misión de reconocimiento de la tierra de Canaán, la cual había sido prometida para el pueblo de Israel por Jehová Dios. Él al igual que otros 12 príncipes realizaron tal tarea en cuarenta días; luego de los cuales regresaron al campamento y rindieron informe de lo que había visto y oído.
De los 12 príncipes enviados, 10 expresaron que en efecto aquella tierra era realmente buena, cuyos frutos eran abundantes y muy grandes; sin embargo se dedicaron a resaltar que allí habitaban pueblos que eran muy fuertes, con ciudades fortificadas, algunos de ellos gigantes y con experiencia en la guerra (Números 13:17-29).
Sin embargo él a pesar de esa descripción desalentadora expresó: "Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos" Números 13:30, pero los demás se empecinaron en decir que no se podía pues se consideraban muy débiles en comparación con el pueblo que se tenía que conquistar, llegando a tal punto de desalentar totalmente al pueblo, quien reaccionó con llanto y queja deseando haber muerto en Egipto e incluso acusando a Jehová Dios de haberlos sacado de Egipto solo para morir en ese lugar (Números 13: 31-33 y 14: 1-4).
Es decir que el pueblo no creyó en la palabra de Jehová de que les daría la tierra que había prometido a Abraham, a pesar de haber visto con sus propios ojos los milagros que realizó cuando los sacó de la tierra de Egipto.
Y fué Caleb, que junto a Josué expresaron al pueblo: "... La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena; si Jehová se agradare de nosotros, Él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis" Números 14: 7-9
Estas palabras están revestidas de mucha fé y confianza en la palabra y voluntad que Jehová les había expresado y demostrado.
Y fue por ello, que Jehová mismo, decretó que de todo el pueblo que en ese momento había, mayor de 20 años, sólo Caleb y Josué pasarían a habitar la tierra que Él había prometido.
Y... allí no termina la historia, pues resulta que cuarenta y cinco años después, cuando ya el pueblo de Israel había entrado a la tierra de Canaán para conquistarla y con 85 años de edad en su cuerpo, Caleb pidió a Josué le fuera dado el monte de Hebrón como heredad confiando en la palabra que Jehová le había dicho por medio de Moisés en aquellos años "Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie srá para tí, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios" (Josué 14:9).
Y miren este detalle; no sólo confió ciegamente en la palabra que había recibido de Jehová Dios, sino que a pesar de su edad avanzada se sintió con la suficiente fuerza para hacer su parte, no solo en cuestión de fé, sino en acción cuando dijo: "Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizás Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho" Josué 14:11-12
Pudiendo esto interpretarse como que él eligió ese monte porque allí habitaban los más rudos, los gigantes, los fuertes y él podía con ayuda de Jehová vencerlos fácilmente.
Y es que encontramos más adelante, una reseña de cómo un Caleb de 85 años de edad, conquistó no sólo el monte de Hebrón sino que también Debir (Josué 15: 13-19) y una descripción final sobre él que dice: "Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel" Josué 14:14
Entonces, ¿qué nos enseña todo esto?
Primero, que las promesas que el Eterno hace, las cumple sin importar qué, siempre las cumple; segundo, que hay que tener fé en lo que Él ha prometido con todo nuestro corazón, mente y fuerza, para que esto nos permita llegar al tercer punto, que es la acción. Es decir, que debemos hacer nuestra parte al accionar para que con la fe puesta en el Altísimo podamos conquistar nuestros sueños.
Tú eres un hijo de Dios, tienes sus promesas y Él las cumplirá, y al igual que Caleb, sólo debes confiar en su palabra y hacer tu parte.
El Santísimo está a tu lado, prosperándote, cuidándote y amándote siempre.
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