Hogar
Cuando decidimos formar un hogar y establecer una familia, asumimos tácita y legalmente responsabilidades entre quienes lo conforman.
Sin embargo, con el correr de los años, esa decisión que parecía sólida y fundamentada en un fuerte sentimiento parece desvanecerse cada día; y es que aveces, no queremos ser conscientes de que cada uno de nuestros actos hacia nuestra pareja e hijos abona a que el tedio, la indiferencia, costumbre y rutina se apoderen de nuestro hogar y se termine considerando disolver todo.
Y es que el problema no es realmente disolver una unión o no, sino la forma en que las parejas toman las cosas; hay mujeres y hombres que toman a sus hijos como armas en contra del otro, y en vez de inculcarles amor hacia sus padres, les llenan de rencor y odio. No les importa que sus hijos sean dañados con tal de ejercer una venganza estúpida.
He escuchado incluso, a mujeres y hombres decir a sus hijos "Tu padre/madre NOS abandonó" cuando realmente solo ha terminado la relación de pareja, incluso hay quienes prohíben que su ex pareja vea a sus hijos y le ponen obstáculos de todo tipo para impedirlo.
¿Están pensando en sus hijos? Obviamente no, de manera egoísta solo piensan en ellos.
Qué tiene que hacer un niño o adolescente en medio de problemas de pareja, que perfectamente pueden ser solucionados con madurez e inteligencia emocional, en aras de proteger a quienes se aman.
Deben entender que están dañando terriblemente a sus hijos, sólo por sentirse bien por un rato.
En Proverbios 14: 1 encontramos "La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba" Este porción de la palabra de Dios, no aplica únicamente a las mujeres, los hombres también deben comprender que esto también les incluye.
Cada acción que como pareja hagan, tendrá una repercusión real y a largo plazo en los miembros de la familia.
He visto como hombres y mujeres, que no saben controlarse dañan sus hogares de manera irreparable; mujeres histéricas tratando de controlar y vigilar obsesivamente a sus parejas, y hombres con mal carácter, poco atentos y detallistas que prefieren dar esas atenciones y tiempos a otras personas que no son sus parejas*. Lo cual deja como resultado el desbaratamiento de sus propios hogares.
La sinceridad consigo mismo es fundamental para mantener un hogar unido, pues eso abonará a la decisión de amar y respetar a quien se tiene a nuestro lado.
Si tu en estos momentos te encuentras atravesando un momento difícil en tu hogar, puedes acercarte confiadamente ante el Santísimo para que te ayude a tener sabiduría de como proteger a los que amas; aunado a ello, es importante que busques ayuda profesional.
El Eterno te ama y te amará siempre, sin condiciones, y es de ese amor del cual nosotros debemos aprender.
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*Aclaro que es a manera de ejemplo, pues ese tipo de conductas puede darse en hombres y mujeres por igual.
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