Guardar silencio
¿A alguno de ustedes les ha sucedido que han dicho cosas de las que después se arrepienten y desearían nunca haberlas expresado?
Bueno, yo sí...
Y he de aceptar que en los últimos días eso me ha pasado bastante, y aunque no estoy orgulloso de ello, me ha sido indispensable arrodillarme y pedirle al Eterno sabiduría, para que puede discernir en qué momentos debo callar y en cuales debo hablar.
Proverbios 13: 3 dice "El que guarda su boca guarda su alma; mas el que muco abre sus labios tendrá calamidad". Y es que la palabra dicha en un momento inoportuno, puede traer consecuencias realmente graves a nuestras vidas.
Conozco varias personas, que no logran mantenerse calladas ni por 1 minuto, y curiosamente, son aquellas que se la pasan quejando por todo y de que nada en el mundo funciona bien, o como debería funcionar; y me he dado cuenta, de como estas personas han perdido valiosas oportunidades en diferentes ámbitos de la vida, por no saber mantenerse calladas en los momentos justos.
Así que, debemos pedir al Santísimo, que nos de sabiduría para poder discernir cuando es adecuado que nos expresemos sin temor o que adquiramos un compromiso que realmente honraremos.
Ante ellos, solo recuerdo aquella plegaria de la serenidad, que tantas veces repetía mi abuela y mi madre:
" Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar, y sabiduría para entender la diferencia".
Esa plegaria también puede ser aplicable cuando solicitemos sabiduría para callarnos en los momentos en los cuales debamos hacerlo y hablar en aquellos que se requieran.
Recuerda siempre que el Altísimo está junto a tí, rodeándote con su amor siempre.
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