Guardar el corazón


Parte de vivir implica sentir emociones de toda índole, sean estas positiva o negativas; y cada una de ellas conlleva para nosotros pensamientos, acciones y consecuencias con las que tendremos que lidiar el resto de nuestros días.

¿Te ha pasado que conoces a personas que parecen vivir en una eterna amargura?, o ¿personas que permanecen en un sufrimiento constante?.

Seguramente, has respondido que sí.

Yo también conozco varias, y siempre me pregunto porqué son así, porque no pueden soltar el pasado o al menos aprender a vivir con aquellas cosas que les perturban.

En Proverbios 4:23 encontramos "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida", lo que nos indica que debemos proteger y tratar con sumo cuidado como gestionamos, transformamos y enfrentamos nuestras emociones porque simplemente al guardar raíces de amargura, rencores, odios, frustraciones etc etc, estamos abriendo puertas no sólo a enfermedades físicas, sino a la condena de poder vivir a plenitud y en paz.

Sé que habrán situaciones en las cuales se nos imposibilitará perdonar a otros, e incluso perdonarnos a nosotros mismos y nos tomará mucho tiempo poder procesar las emociones asociadas a los eventos que nos han acontecido.

Sin embargo, claramente, el consejo divino es procurar que nuestro corazón no se llene de basura, raices de amargura, prepotencias o ínfulas de superioridad; sino más bien que este sea como el de un niño (Mateo 18: 3 "De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos."); es decir, un niño o niña pequeño, perdonan rápido y no suelen guardar rencores en sus corazones y son capaces de ver a los demás como iguales sin prejuicio alguno.

El Eterno, nos ha mostrado con sus hechos, que a pesar de no merecer tanto amor, tanta misericordia y perdón, Él nunca nos ha desamparado ni lo hará; ¿porqué nosotros no podemos imitar su conducta y empezar a amarnos a nosotros mismos evitando que nuestro corazón se llene de sentimientos negativos?

El Altísimo nos ama de maneras indescriptibles, y desea que tengamos una vida plena, y para ello es vital guardar nuestro corazón de todo lo malo y vano que oscurecen nuestra existencia.

Recuerda siempre, que a pesar de todo Él te ama.

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