Orar sin cesar
Hace unos días, escribí sobre los pasos previos para una oración eficaz, y también sobre el significado del Padre Nuestro; por eso me llamó poderosamente la atención cuando encontré en 1 Tesalonicenses 5: 17 que el apóstol Pablo exhortaba y decía "Orad sin cesar".
Pero, ¿porqué hacía él esta exhortación?
Esta pregunta, la contesta nuestro Señor Jesucristo, cuando Él estaba en Gestsemaní y les dijo a sus discípulos "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil". Mateo 26: 41
Cuando oramos, entablamos una conversación con el Eterno, nos comunicamos libremente y somos capaces de derramar delante de Él nuestra alma, dejar nuestras cargas y todo lo que nos agobia, encontrar también consuelo y descanso; pero más importante, logramos crear una relación íntima y fuerte con Él.
Es por ello, que al tener una relación personal con el Altísimo, le tenemos siempre presente, y al tenerle siempre presente nos alejamos de todo aquello que nos conlleva a decisiones erróneas producto de nuestras debilidades.
El tener siempre presente al Todopoderoso en nuestra vida nos provee de fuerza y fortaleza para enfrentar aquellas tentaciones que acertadamente llegan a nuestras vidas y que nos hacen dudar, tambalear e incluso caer rendidos a nuestros propios deseos, a pesar de conocer y entender que no es lo más apropiado para nuestras vidas y que nos atraerá consecuencias desagradables.
Debemos tener en cuenta que podemos y debemos elevar una oración al Eterno, Él siempre está escuchando y respondiendo, nos ama con tanta intensidad que no es comprensible para nuestra mente finita.
Es por ello que el apóstol Pablo nos dice "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" Hebreos 4:16
Pues es mediante la oración que lograremos tener un vínculo directo con el Todopoderoso por medio de nuestro Señor Jesucristo.
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