Instrucciones para la Oración


Cuando nuestro Señor Jesucristo estuvo en la tierra, dió indicaciones específicas sobre el tipo de oración que era agradable al Santísimo; expresó cuál era el accionar de las personas hipócritas cuando oran y de cómo en su misma acción éstos obtienen su recompensa.

La primera instrucción que encontramos es "Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público" Mateo 6: 6

Es decir, que es indispensable que tengamos un tiempo especial para orar, y que este tiempo sea sagrado y únicamente dedicado al Eterno, además que debe ser íntimo, únicamente entre Él y nosotros; ¿la razón?, el fomento de una relación personal con Dios; pues ¿cómo se puede tener una relación íntima personal con Él si todas nuestras oraciones se hacen para que otros escuchen y nos admiren?

La intención detrás de esta instrucción es que podamos crear y fortalecer esa relación personal que podemos tener con el Todopoderoso, pues una relación íntima con Él nos permite conocerle mejor y lograr un  mejor entendimiento entre lo divino y humano; así como conocer y aceptar su voluntad en todo momento. Esta relación, tiene un fruto magnífico, el crecimiento espiritual individual.

La segunda instrucción dada por nuestro Señor Jesús, es "Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; pues vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis" Mateo 11: 7-8

Esto nos indica que al Eterno no le agrada que repitamos una y otra vez las mismas palabras o frases; sino que tengamos una conversación respetuosa con Él.

Imagina esto, tienes un amigo que cuando habla contigo repite la misma frase 25 veces, ¿Podrías tú sostener una conversación con él? ¿Podría él expresarte exactamente lo que piensa y siente? y más importante aún ¿Podrías crear una relación sólida con él?.

La intención de esta instrucción es que podamos conversar respetuosamente con nuestro Dios, derramar ante Él nuestra alma, expresarle nuestras preocupaciones, llorar ante su presencia o agradecerle con júbilo por su eterno amor.

Pues, ¿cómo se podría tener una relación personal con Dios, si no eres capaz de sostener una conversación normal y respetuosa con Él?

En ningún momento se le quita mérito alguno a las oraciones que otras personas han escrito y que en sí mismas pueden expresar lo que sentimos; e incluso, nuestro Señor Jesucristo en el Padre Nuestro, nos enseña a orar y establece esa oración como un modelo exacto a seguir.

Sin embargo, esto no significa que únicamente eso debamos decir, si bien es cierto nos puede ser como introducción y como guía para entender, no nos inhibe para que podamos conversar con Dios
¿Pues qué es orar? Es comunicarnos con el Santísimo, y para comunicarnos debemos conversar.

El amor del Todopoderoso es tan gran hacia tí, que quiere tener una relación personal contigo, tiempo exclusivamente dedicado a Él, y además que seas capaz de entablar una conversación con Él.

Tanto así te ama, pues no te ve como un objeto sino que te ha dado el valor incalculable de la sangre de su hijo Jesucristo.

Acércate a Él, entabla una conversación con Él y verás grandes maravillas suceder en tu vida, pues su amor por tí es inagotable.

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