Decepción
¿Alguna vez te has sentido decepcionado?
Estoy seguro que sí, a lo largo de nuestras vidas experimentaremos decepciones de diferentes tipos y niveles; algunas, sólo nos durarán unas horas, pero habrán otras que nos dejarán una marca perpetua en nuestro corazón.
Sentirse decepcionado engloba un pesar causado por un engaño; generando un sentimiento de insatisfacción, cuando las expectativas que creamos sobre un deseo o una persona no se cumplen.
Cuando la sensación de decepción perdura, puede desencadenar en nosotros frustración, llegando en los casos más graves a la depresión, pues se mezcla la emoción de la impotencia al asignarle un aspecto externo, es decir, el pensamiento de que no es nuestra culpa ni tenemos el control.
Proverbios 13:12 define bien esta sensación al expresar: "La esperanza que se demora es tormento del corazón; pero árbol de vida es el deseo cumplido".
Debemos comprender, que el problema intrínseco ante este tipo de sentimientos se encuentra dentro de nosotros mismos, por el hecho de crearnos expectativas ante un deseo que tenemos o sobre una persona; sin tener en cuenta que la realidad indica que dichas expectativas no son reales.
Nadie está exento de sentirse decepcionado; incluso nuestro Señor Jesucristo lo experimentó hace ya muchísimo tiempo, cuando horas antes de que fuese arrestado para ser juzgado y crucificado, le pidió a algunos de sus discípulos que velaran junto a él, expresándoles su tristeza y angustia por lo que debía acontecer y ellos no pudieron hacerlo. Esto puede leerse en sus palabras en Mateo 26: 40 "Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
Lo que nosotros podemos hacer, para que las decepciones no mermen nuestros corazones, sentimientos y pensamientos en tomar una actitud diferente ante ello; tratar de entender a las demás personas, y reflexionar para extraer nuestro aprendizaje de lo que está pasando, haciéndonos responsables únicamente de la parte que nos corresponde.
Un ejemplo de ello, lo podemos ver en nuestro Señor Jesucristo, cuando, al comprender la humanidad de sus discípulos; decidió seguir elevando su oración al Santísimo y les dijo: "Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores". Mateo 13:45. Nuestro Salvador, no les reclamó a sus discípulos, ni los insultó por no tener en cuenta la aflicción grande que estaba pasando, tampoco les señaló de malagradecidos por el sacrificio que Él voluntariamente estaba a punto de hacer como acto de amor a la humanidad.
Si tú, en este momento estás viviendo alguna decepción, ya sea grande o pequeña, significativa o no. Sigue el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, acércate al trono de la gracia del Altísimo y vierte delante de Él todos tus pensamientos y sentimientos, Él te comprenderá como nadie en este mundo y te dotará de una paz que nadie puede darte. Además, trata de comprender que al igual que tú, los otros también son seres humanos, y tal como tu decepcionas a otros, otros te decepcionarán a tí.
El valor de todo esto, es entender que detrás de todas estas situaciones que te generan decepción hay grandes lecciones que debes aprender, tomado siempre de la mano del Todopoderoso que te ama y que nunca te dejará solo.
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