Soledad
Aveces, sucede que nos sentimos muy solos, aún cuando estamos rodeados de personas, no podemos deshacernos de esa sensación de soledad, aislamiento e incluso desamparo; que puede llegar a generarnos angustia y malestar profundo, pues ésta sensación va más allá de si en realidad estamos solos o no; aunando a ello el hecho de que la soledad se enlaza automáticamente a sentimientos de incomprensión, tristeza, miedo e inseguridad.
Incluso, habrán instantes, en los cuales ese sentimiento de soledad será tan fuerte que nuestras lágrimas brotarán sin que podamos hacer algo al respecto, y simplemente nos abandonaremos ante la sensación abrumadora de estar realmente solos.
Es en estos momentos que debemos tener presente que el Santísimo está siempre junto a nosotros, tomándonos de la mano y mostrándonos su amorosa comprensión, y podamos declarar "Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo Jehová me recogerá", tal como lo hizo el Rey David en aquellos momentos en los cuales se sentía terriblemente solo y abandonado; quedando plasmado en el Salmo 27:10.
Sé muy bien que en esos instantes es muy difícil comprender que jamás estaremos solos si confiamos en el Altísimo, pero aún así debemos recordar que en Deuteronomio 31:8 encontramos: "Y Jehová va delante de ti; Él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides".
Así que, si te en este momento te sientes solo, alza tus ojos al cielo y habla con el Eterno, porque Él está a tu lado; no importa si te sientes abandonado, triste, solo, deprimido; o creas que no hay nadie en este mundo que pueda comprenderte e incluso amarte. El Todopoderoso está junto a ti. Cierra tus ojos, siéntele.
Recuerda que, esos momentos de soledad, no son realmente algo malo, sino que puedes tomarlos para acercarte más a Dios, abrirle tu corazón y expresarle a Él lo que sientes derramando tu alma ante su presencia.
Finalmente, cuando esto suceda (no importa las veces que sean), llegarás a ver que la soledad puede ser una buena aliada para fomentar en ti el acercarte a Dios, y además comprenderte a ti mismo, y amarte, como Él te ama.
Ten siempre presente, que no importa tu condición, ni la situación que estás atravesando, el Altísimo está junto a ti siempre, Él siempre te recibirá con amor, pues "Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; pro tanto, te prolongué mi misericordia" Jeremías 31:3
Permite que el Eterno te acompañe y te consuele en tu soledad.
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