Perdónate
Como seres humanos tendemos a equivocarnos en diversas ocasiones y aveces, tomamos decisiones de las cuales nos arrepentimos grandemente, no sólo porque nos hemos dañado a nosotros mismos, sino que también hemos dañado a otros, incluso a aquellos a quienes más amamos.
Cuando esto sucede, nos invaden sentimientos de culpa tan grandes que nos paralizan y nos imposibilitan seguir el camino de la vida libremente y nos obliga a volver una y otra vez al pasado; en consecuencia, desperdiciamos el presente y el futuro nos parece oscuro e incierto.
Sé que hay cosas que no debimos haber hecho, palabras que no debimos haber dicho; y cuyas consecuencias son tan grandes que nos atormentamos, sentimos remordimientos y nos arrepentimos; incluso llegamos a desear regresar al pasado para cambiarlo.
Debemos entender que nos somos seres perfectos y que los errores formarán parte de nuestras vidas; además, que cada error cometido conlleva en sí mismo un aprendizaje vital para el resto de nuestras vidas; y si no aprendemos de ello, volveremos a cometer el mismo error una y otra vez.
Es inevitable sentirnos mal cuando reconocemos que hemos fallado y que erramos, pero no debemos permitir que esa situación de culpa nos limite y nos inmovilice para continuar con nuestras vidas. Ten presente que sin importar cuál sea el error cometido el Altísimo te perdona, ¿porqué entonces no intentas perdonarte a tí mismo?
Hebreos 10:17-18 dice: "Añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos no hay más ofrenda por el pecado".
Es importante que además de aceptar el perdón de Dios, te perdones a tí mismo, para que puedas seguir con el curso natural de tu vida, pues si no te perdonas corres el riesgo de abrir puertas a enfermedades físicas y psíquicas que pueden dañarte gravemente.
Entonces, ¿qué tengo que hacer para perdonarme?
Primero, debes reconocer tu propia humanidad, entender que vas a equivocarte, errar y fallar; una vez reconozcas que no eres perfecto e infalible, ten una charla interna sincera contigo mismo, no intentes mentirte ni justificarte, sólo se honesto e identifica cuáles son tus emociones hasta que comprendas su origen real; luego asume las consecuencias de tus acciones sin renegar y aprende de ellas; finalmente, es vital que te trates con amor y te abraces a ti mismo y a tu propia naturaleza.
Recuerda, el Eterno te ama tal cual eres, y no desea verte volviendo una y otra vez a tu pasado porque no has podido perdonarte aún cuando Él ya te perdonó. Su amor es tan grande que desea verte avanzando, aprendiendo, feliz, recreándote en su amor y amándote a tí mismo.
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