Efímero
A fuerza de ser sinceros, he de decir que aunque mi cuerpo ya siente el peso de la edad, mi mente cree que aún tiene la fuerza de hace 20 años.
Reflexionando sobre ello, me he dado cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, y de cómo mi vida ha transcurrido velozmente y he llegado a una edad en la que no pensé que llegaría.
En Salmos 103: 15-16 se expresa: "El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más".
Como seres humanos, creemos que nuestro tiempo es ilimitado y nos enfrascamos en cosas, personas, eventos y sentimientos que no aportan a nuestro crecimiento personal. He visto en innumerables ocasiones cómo la vida es desperdiciada en algo que no vale la pena.
¿Cuántas personas han perdido años de su vida en una relación que no fue a ningún lado? ¿Cuántos no disfrutaron la niñez de sus hijos e hijas por estar afanados en el trabajo? ¿Cuántos perdieron su salud por aferrarse a lo que no les traía nada bueno? ¿Cuantas personas pasan sus días sumidos en la tristeza sin apreciar lo que tienen?
Debemos ser conscientes, que nuestra vida es tan frágil y corta, como para desperdiciarla. El Altísimo nos ha dado el bello regalo de vivir, debemos tratar de aprovecharlo y cumplir nuestras propias expectativas y no las ajenas.
El Todopoderoso, con su infinito amor nos ha dotado de enormes habilidades, talentos e inteligencia para que podamos desarrollarnos integralmente. Él está a nuestro lado aún en los momentos más oscuros y como nuestro Creador, sabe perfectamente sobre lo efímero de nuestras vidas.
Ante Él nuestras vidas son en extremos valiosas; tanto así, que dió a su hijo Jesucristo para redención de cada uno de nosotros.
Teniendo esto en cuenta, ¿cómo es posible que desperdiciemos esas vidas valiosas, bellas y efímeras? Debemos esforzarnos por ser la mejor versión de nosotros mismos en todos los sentidos, teniendo siempre presente el amor de Dios y buscando acercarnos a Él, procurando desarrollar el área espiritual al lado del Santísimo.
Empecemos a valorarnos y vernos de la forma en la que el Eternos nos ve; con amor y comprensión. Recuerda, eres capaz de hacer cualquier cosa que te propongas con la ayuda de Dios. Nunca olvides que Él está de tu lado y te ama inmensamente.
No desperdicies tu vida, aprovecha bien el tiempo que Dios te ha dado. Da a quienes merecen la importancia que debes, no te afanes por cosas sin importancia y valora a aquellos que te aman, pues no siempre los tendrás a tu lado.
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