Consuelo en la tristeza
Durante el transcurso de nuestras vidas, hemos de vivir situaciones que producirán en nosotros emociones de profunda tristeza y angustia, llegando algunas hasta la depresión y desesperanza. Incluso podemos llegar a pensar que no hay nada en este mundo para nosotros por lo que valga la pena continuar esta vida.
Déjame decirte, que si estás atravesando por alguna situación que ha producido esta emoción en ti, no eres el único. Hace ya miles de años, los hijos de Coré, salmistas, compusieron un salmo que dentro de sus líneas expresa: "Por qué te abates o alma mía y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío" Salmos 42:5; incluso más adelante hay otra linea que es una exclamación angustiosa: "Dios mío, mi alma está abatida en mí..." Salmos 42:6. Y aunque no lo creas, nuestro Señor Jesucristo experimentó este tipo de emoción, y ello está registrado en Mateo 26:38 cuando Él oró en el Gestemaní al Omnipotente y les dijo a sus discípulos: "... Mi alma está muy triste, hasta la muerte..."
La tristeza es parte de las emociones humanas y todos la hemos experimentados en diferentes momentos e intensidades por diversas situaciones.
El hecho que nuestro Señor Jesús, haya experimentado esta emoción, me indica que Él comprende y entiende cuando estamos tan tristes que deseamos no seguir viviendo y que todo acabase rápidamente; por lo que Él es capaz de ayudarnos a salir de esa situación.
La tristeza y angustia consume nuestra mente y nuestro cuerpo muy rápidamente.
Y si crees que no hay esperanza, sí la hay, aún estás vivo, puedes hacer cambios significativos que impacten tu vida y la de los demás; mientras estás vivo tus posibilidades son realmente infinitas.
El Eterno, prometió que estará contigo en todo momento, solo tienes que creerle y tomarte fuertemente de sus manos, verás como Él te consuela, te da paz y un propósito por el cual vivir plenamente; esto está escrito en Apocalipsis 21:4 "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos...".
El Todopoderoso, tu Dios, es capaz de darte alegría y consuelo; en Salmos 94: 18-19 encontramos: "Cuando yo decía: mi pie resbala, tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma".
Solo confía en su inmenso amor, Él está siempre junto a ti, aunque te sientas solo en medio del mar de gente, Él no te dejará. Aunque te sientas triste y sin esperanza, Él está allí para escucharte, háblale, abre tu corazón a Él y tómalo como amigo. Él jamás te dejará desamparado. Te ama de una manera tan grande que nuestra mente finita no comprende. Permite que te muestre su amor y te de su consuelo.
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